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Una responsabilidad limitada pero clave

La responsabilidad de nuestro sector en la marcha de la economía puede que esté limitada, pero no es menos cierto que es absolutamente clave. Esta afirmación resulta bastante contradictoria, porque si la conclusión es que estamos hablando de un colectivo fundamental, necesario e incluso estratégico, la lógica nos indica que la responsabilidad es mucho mayor de lo que pensamos... y así es.

  • Última actualización
    18 noviembre 2020 17:29

No hay nada como escuchar a los expertos, a los que verdaderamente saben, para volver a refrescar teorías que a fuerza de escucharlas decidimos dejarlas escondidas en el cajón de “Es lo que hay, eso es así y así seguirá siendo”.

Vicente Pallardó, investigador senior del Instituto de Economía Internacional, explicaba el otro día que en la crisis de la primera década de este siglo fue la exportación la que tiró del carro creciendo muy por encima de la media y de lo esperado.

Es una evidencia que no existe el interruptor mágico para hacer crecer o descender las exportaciones a gusto del consumidor. Al final es la iniciativa empresarial la que, ante la debilidad del mercado interno, tiene que buscar en el exterior todo el oxígeno que no encuentra en su propio país.

Salir al exterior no sólo requiere posicionar un producto, sino que previamente hay que venderlo. Y esa venta se nos antoja imposible si nuestro producto no es competitivo en el mercado, si no ofrece ratios aceptables de calidad y precio y si no garantizamos un suministro adecuado y en tiempo.

Nos cansamos de repetir, también los máximos responsables de las autoridades portuarias, que nuestro papel se limita a favorecer el comercio exterior, a hacer más competitivo el paso de las mercancías, a ofrecer conectividad y a invertir en beneficio de la propia economía.

Es una evidencia que no existe el interruptor mágico para hacer crecer o descender las exportaciones a gusto del consumidor. Al final es la iniciativa empresarial la que, ante la debilidad del mercado interno, tiene que buscar en el exterior todo el oxígeno que no encuentra en su país 

Pero ¿qué ocurre cuando ese papel de facilitador se transforma en el elemento que resta competitividad al comercio exterior?

Tenemos al tejido empresarial del país partiéndose la cara por salir adelante en medio de una crisis salvaje y todavía repleta de incertidumbre. Se ajusta la producción, se ajustan los precios, los salarios, las plantillas... y todo para conseguir ser competitivos y salir al exterior e busca de aire fresco.

Y ahí, en medio de esta pelea, nos permitimos el lujo de transformar un puerto como el de Bilbao en un auténtico freno para la economía o, lo que es peor, como un elemento que está restando competitividad a la ya de por sí castigada industria vasca.

La desproporcionada huelga de estiba que está ahogando la economía del País Vasco, más allá de razones, sinrazones, motivos y argumentos, es una situación que no nos podemos permitir por más tiempo.

La economía intenta reproducir el modelo de 2008, cuando el comercio exterior (las exportaciones básicamente), ejercieron como palanca fundamental de la recuperación.

Como decía, la responsabilidad de nuestro sector, que siempre pensamos que es limitada porque son otros los que tiran del carro y nosotros nos limitamos a “ayudar” a mover sus mercancías, se ha convertido en la actualidad en el mayor de los problemas para el comercio exterior en el País Vasco.

Es absolutamente necesario cambiar esta situación, ya no para solucionar la situación de dos colectivos, sino por el bien de la sociedad en su conjunto.