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El éxito de la sencillez

El término logística es tan socorrido que todo el mundo acaba por incorporarlo a su vocabulario para referirse a una determinada organización, buena o mala. Como siempre, el peligro de la generalización acaba por matar el significado real de las palabras. Pero hay que buscar un término medio porque no podemos ser tan tremendamente frikis en la vida real. Digo.

  • Última actualización
    09 junio 2021 10:54

¿Se han parado a pensar cómo le miran los de su alrededor cuando se dedican a corregir las expresiones de los demás al referirse a alguna actividad propia de nuestro sector?  “La mercancía se estiba, no se carga…”, “El ancho de un barco se llama manga y la longitud, eslora…”, “Eso es un muelle de carga, no la puerta del almacén…”. Sí, reconózcalo, usted también lo ha hecho.

Es necesario hablar con propiedad y ojalá todos tuviéramos conocimientos suficientes de todos los ámbitos como para emplear los palabros adecuados en todo momento, pero no siempre es así. La clave, como siempre, pasa por la humildad. Saber dónde y a quién estás hablando es un básico que no siempre tenemos en cuenta.

Lo que debe prevalecer en todo momento es la comunicación: que el mensaje llegue de forma adecuada del emisor al receptor. Y recuerden: no habla mejor el que sabe más palabras o el que recita más rápido y sin equivocarse (lo primero puede llevar a la pedantería y lo segundo, a la verborrea), el que realmente se expresa mejor es el que consigue ser entendido rápidamente y por un mayor número de personas: el éxito de la sencillez.

Y una vez conseguida la difícil tarea de comunicar, el segundo reto pasa por hacerlo de la mejor forma posible, con un lenguaje adecuado y sin caer en simplezas. ¿Difícil? Por supuesto. Precisamente por eso existen profesionales de la comunicación que le pueden hacer la vida un poco más fácil, si es que tiene necesidades en este ámbito.

Y una vez conseguida la difícil tarea de comunicar, el segundo reto pasa por hacerlo de la mejor forma posible, con un lenguaje adecuado y sin caer en simplezas. ¿Difícil? Por supuesto. Precisamente por eso existen profesionales de la comunicación

La comunicación empresarial no atraviesa su mejor momento. Las épocas de crisis acaban poniendo siempre a las empresas en la disyuntiva de invertir en comunicación o cerrar con fuerza el grifo de toda acción que no tenga que ver directamente con el negocio.

Salvo en casos de extrema gravedad, la inversión en comunicación siempre es positiva, siempre. Apostar por la opacidad nunca debería ser una opción si lo que buscamos es la complicidad del entorno y mantener nuestro posicionamiento en el mercado.

Ahora bien, no se puede invertir a lo tonto. Es necesario analizar, estudiar, revisar y seleccionar. Ni todos los mensajes son válidos ni todos los canales son útiles. La profesionalización también existe en el mundo de la comunicación. Hablamos de estudios de grado y posgrado, doctorados, especializaciones y experiencia, mucha experiencia. Nadie puede llegar a ser un experto en comunicación tirando sólo de la escuela de la vida.

Ni se imaginan la de problemas que hemos tenido a la hora de rehacer una información redactada por algún empresario venido arriba que no era consciente de que no es lo mismo redactar en el instituto que hacer una nota de prensa. Ni les cuento la de eventos, muchos de ellos especialmente caros, que han fracasado irremediablemente por no tener en cuenta ciertas premisas básicas de comunicación, y ni les hablo de los internautas venidos a más que se han atrevido a pisar el mercado editorial pensando que quien tiene un blog tiene un medio de comunicación.

La comunicación es algo mucho más serio, y más en nuestro sector.