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Brasil tiende puentes

Brasil es uno de los países más cerrados al comercio internacional entre las principales economías del mundo. Elevados aranceles, procedimientos aduaneros engorrosos y cargas tributarias imprevisibles, así como un complicado marco legal, hacen que el entorno comercial brasileño sea alto. Como miembro de la unión aduanera del Mercosur (junto a Argentina, Uruguay y Paraguay), Brasil integra un bloque en el que existe una amplia gama de derogaciones temporales e individuales del arancel externo común, lo que produce cierta incertidumbre y complejidad y, a su vez, aumenta los costos para los operadores. Sin embargo, el carácter intervencionista del Gobierno brasileño en estos últimos 16 años parece ser contrario al talante del nuevo ejecutivo de Jair Bolsonaro, por lo que se espera que en 2019 se inicie un período con mejores y más interesantes expectativas. Brasil quiere tender puentes al comercio internacional. Y la logística es una herramienta fundamental en este objetivo.

  • Última actualización
    15 marzo 2019 12:02

Antes de la toma de posesión de Jair Bolsonaro, el pasado 1 de enero, el Gobierno brasileño venía introduciendo frecuentes aumentos y reducciones en los aranceles aplicados para apoyar a las industrias nacionales y estos cambios temporales creaban un entorno económico impredecible para los importadores y exportadores, provocando un efecto disuasorio en la inversión.

Sin embargo, Brasil también había realizado esfuerzos para racionalizar los procedimientos aduaneros mediante su proyecto de ventanilla única y la actualización de su programa de operadores económicos autorizados (OEAs). Al mismo tiempo, también ha experimentado progresos para facilitar la presentación de documentos on-line, así como planes para aplicar procedimientos de importación y exportación plenamente digitalizados.

De hecho, Brasil lleva un año despegando con un aumento significativo de la inversión extranjera. Los operadores que ya trabajaban allí siguen apostando fuertemente por el país, si bien algunas compañías de infraestructuras españolas con actividad en Brasil han retenido sus proyectos. En este sentido, la llegada del nuevo gobierno de Jair Bolsonaro, de corte más liberal, puede aportar mayor confianza al inversor. La previsión es que se ponga en marcha la reforma de las pensiones, la reactivación de las infraestructuras, la agenda de privatizaciones de empresas públicas y una apuesta por la atracción de capital privado. Y también la esperada reforma fiscal.

Gobierno liberal

En este sentido, según especialistas en comercio exterior, la inversión en Brasil vive momentos interesantes, con una revalorización de la moneda brasileña, y son varios los sectores que serán estratégicos en los próximos años, como son las infraestructuras, tecnología, construcción, minería, energía, etc.

En el pasado Foro Económico Mundial, celebrado en Davos (Suiza), Jair Bolsonaro animó a los inversores a apostar por el “nuevo Brasil” y se comprometió con la apertura comercial y económica de la primera economía latinoamericana, asegurando que convertirá a Brasil “en uno de los 50 países más atractivos para hacer negocios”. “El país ha estado cerrado a la inversión extranjera, pero ahora queremos fortalecer los lazos comerciales para atraer a los empresarios”, apuntó.

El presidente brasileño reconoció que, si bien su país cuenta con recursos naturales, necesita “socios que aporten la tecnología necesaria para explotarlos”. Al mismo tiempo, explicó que Mercosur debe ser perfeccionado si se quiere contar con un bloque de países iberoamericanos sólido.

Transporte y Logística

La llegada de Bolsonaro a la presidencia ha traído consigo un cambio completo del Ejecutivo y el nombramiento de Tarcisio Gomes de Freitas como titular del nuevo Ministerio de Infraestructuras, que ahora da nombre al antiguo Ministerio de Transportes, Puertos y Aviación. El nuevo ministro tendrá como principales prioridades desbloquear los proyectos de mejora de la logística del país, eliminar los obstáculos burocráticos y reducir las exigencias para la participación del sector privado en nuevas iniciativas.

Así, en la ceremonia de toma de posesión, Tarcisio Gomes de Freitas anunció que durante su gestión seguirá transfiriendo activos a la iniciativa privada. Su primer gran reto será en este mes de marzo la licitación de la Ferrovía Norte-Sur, de la quinta ronda de concesión de aeropuertos y de diez terminales portuarias. Según Gomes de Freitas, tras la licitación de los aeropuertos, el Gobierno debe anunciar una nueva ronda de concesiones. “Esa es nuestra primera prueba del modelo en bloque y, una vez que tengamos esa evaluación del mercado, debemos retomar las concesiones de aeropuertos”. Además, declaró que va a concesionar “más activos de carretera”.

En cuanto a infraestructuras ferroviarias, la licitación de la FIOL (Ferrovía de Integración Oeste-Este), en Bahía, está ya planificada. Pero para Freitas, el gran desafío es la concesión de la llamada Ferrogrão, un eje ferroviario transversal que conecta Sinop (MT) y Miritituba (PA).

Concesiones

El ministró también resaltó la necesidad de resolver la cuestión de las concesiones anteriores, tanto de las carreteras de la tercera ronda de concesiones y del Aeropuerto de Viracopos, garantizando un ambiente de seguridad jurídica para esos contratos. “Vamos a resolver, de la mejor manera posible, ese pasivo de los contratos que ya no son viables, ya sea por medio de revisiones quinquenales o por otra medida legislativa que permita una reprogramación de las inversiones. Esas son las dos vías que ofrecen la solución definitiva”, afirmó.

Otra importante cuestión que ha sido planteada por el titular del Ministerio de Infraestructuras de Brasil fue el reajuste institucional de las agencias reguladoras (ANAC, ANTAQ y ANTT), que permita el fortalecimiento e independencia de las agencias. Según el ministro de infraestructuras, las agencias necesitan ser “herramientas para la implantación de las políticas sectoriales y que garanticen el buen ambiente de negocio”.