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Un cisne negro entre contenedores

El filósofo libanés Nassim Taleb popularizó hace unos años la teoría del cisne negro, que es una metáfora que se utiliza para describir un suceso que no estaba previsto de ninguna forma y que genera un importante impacto económico y social. La clave de esta teoría es que asegura que el suceso, analizado con posterioridad y racionalizando los hechos, se torna explicable e incluso predecible.

  • Última actualización
    24 febrero 2021 16:09

Un par de ejemplos típicos de cisnes negros que pueden encontrar a golpe de Google podrían ser el inicio de la 1ª Guerra Mundial o los atentados del 11 S. Acontecimientos absolutamente sorprendentes, que tuvieron unas consecuencias socioeconómicas indudables y que, con el paso de los años, hemos racionalizado hasta considerarlos “predecibles” o la consecuencia de una serie de acontecimientos previos.

No les voy a engañar: no me gustan las teorías. Esta en particular, como otras muchas, no acaban de convencerme por su condición de “a posteriori”.

Sin ir más lejos, de la teoría del cisne negro hemos pasado a la del rinoceronte gris, que es como define la periodista Michele Wucker los acontecimientos que sí se veían venir pero que han sido negligentemente abordados. Y en este capítulo se podría incluir la irrupción de la pandemia y las consecuencias que todavía estamos soportando, y lo que nos queda. La fina línea que separa ambas teorías tiene mucho que ver con las matemáticas o, mejor dicho, con la probabilidad de que el suceso extraordinario se produzca.

Les cuento todo esto porque recientemente Nico Hecker, directivo de Hapag-Lloyd ha asegurado que la problemática que estamos viviendo con la escasez de contenedores, la congestión de determinados puertos y el incremento de los fletes bien podría considerarse un cisne negro, ya que en menos de seis meses se produjo una brusca caída de la demanda de contenedores (lo que generó su posicionamiento en lugares apropiados/baratos para largas estancias) y a continuación  un gran incremento de la misma, lo que acabó por armar el lío.

Hablamos de oferta y de demanda, del comportamiento del mercado… no del amartizaje del “Perserverance”

Lamento discrepar profundamente, pero no me creo que profesionales de primer nivel internacional, permanentemente implicados en el análisis del comercio marítimo mundial y de los diferentes flujos comerciales, no vieran venir la situación que se iba a producir tras los ajustes obligados por la pandemia en la redefinición de rutas marítimas. Hablamos de oferta y de demanda, del comportamiento del mercado… no del amartizaje del “Perserverance”.

No, no podemos culpar de todo a un cisne negro y deberíamos asumir cuál es nuestra responsabilidad en cada caso. Si por ejemplo se observa que se están ubicando contenedores vacíos en aquellos puertos que tienen un mayor índice de carga y no se está priorizando ese posicionado en los puertos que realmente lo necesitan, estamos generando otro problema.

Vuelvo a repetir que el aviso está lanzado. Es momento ahora de que las mentes pensantes estudien una fórmula para dar respuesta al mercado y vayan afrontando los nuevos problemas generados por la situación actual. Si la dinámica nos dice que en los próximos meses seguiremos asistiendo a operativas espectaculares en una única escala, necesitaremos dimensionar adecuadamente todas las rutinas para no desbordarnos y seguir dando respuesta a esa demanda coyuntural, o no. Pero no podemos escondernos más en el efecto sorpresa. Esto se veía venir.

Dejo para otro momento el origen de las expresiones cisne negro o rinoceronte gris. Este asunto, junto con el brebaje que se toman los que bautizan las operaciones policiales o los que ponen nombre a los huracanes y demás fenómenos climatológicos, deben ser objeto de un sesudo análisis. Todo llegará.