Menú
Suscripción

TODO A CIEN

Los suricatas reímos como ametralladoras viejas, un poco cascadas, pero irrefrenables y con alto riesgo de contagio, que ya puestos a contagiar, que por lo menos contagiemos la risa, aunque sea por no llorar.

  • Última actualización
    30 marzo 2020 10:59

No me digan que el asunto de los 432 millones de euros en material sanitario adquiridos por España a China no tiene su punto de gracia, de mucha gracia, irónica e histriónica, pero gracia, porque no podemos tomarnos de otra forma el hecho paradójico de que el país donde se generó el coronavirus, el país que señalábamos con saña como culpable, el que veíamos de lejos por aquello de que está en el extremo del oriente, aquel que aventurábamos sufridor de graves daños económicos sin que nos importara demasiado por aquello de que el poderoso nunca despierta misericordia, en definitiva, aquel pobre aprendiz de gigante que se supone que técnicamente ni siquiera es un país capitalista, ese país resulta que en unas semanas, en apenas unas semanas, le ha dado la vuelta a la tortilla y es el que va a hacer negocio con el virus y a rescatarnos a todos fabricando un material para salvarnos la vida por valor de ni más ni menos que 432 millones. Alucinante y colosal.

Lo más gracioso es que, encima, todo esto se hace respetando las más puras esencias culturales y populares, de tal manera que nuestro presidente, de primeras, ha comprado los “test rápidos” no en China, sino en los “chinos”, es decir, a tenor de su mal funcionamiento, en el “Todo a Cien”. Literal. Dramático. Rían, contagiénse, que ya más no podemos llorar.