No voy a caer en la tentación de mencionar uno por uno a los componentes del cajón en el que el presidente del Gobierno metió este sábado a los “transportistas” en su declaración institucional de cierre del estado de alarma.
El respeto que me merecen todo ese colectivo de “trabajadores” -así se refirió a ellos Pedro Sánchez- mencionados en el mismo saco en las palabras de agradecimiento, me impiden caer en el error de usarlos como contraposición para alertar de la poca consideración que tuvo el presidente hacia el sector logístico.No se trata de ser más que el personal sanitario, en absoluto, en el que con toda la razón se detuvo Sánchez; tampoco más que las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y fuerzas armadas en sus múltiples variantes y competencias; tampoco más que... que... que muy poquitos colectivos más, qué quieren que les diga.
Sí, bravo por el resto de sectores, profesiones y colectivos en los que el presidente se detuvo para loar ampliamente su labor, pero qué pena que Sánchez sustrajera al sector logístico de una mención más particularizada, absolutamente merecida, no, lo siguiente, tanto por el servicio esencial prestado como por las condiciones en las que tuvo que ser ejecutado. Tendremos aún que dar las gracias por la mención de rondón, pero a este Suricata se le antoja pobre, muy pero que muy pobre y, sobre todo, muy injusta.
