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Salir del vagón de cola

El mercado europeo del transporte terrestre de mercancías, con sus flotas de millones de camiones, constituye un importante sector económico cuyo impacto en el medioambiente es considerable. Cada año se producen alrededor de 275 millones de toneladas de emisiones de CO2 y se espera que el sector crezca un 30% para el año 2030,  siendo la carretera responsable de una gran parte de ese crecimiento. Sin embargo, por esos motivos, el crecimiento del transporte no debe depender principalmente de la carretera. Si persiste la división modal actual, con un 75% para la carretera, un 18% de carga para el ferrocarril y un 7% para la navegación interior, las emisiones anuales de CO2 aumentarán en 80 millones de toneladas para 2030, lo que pondrá en grave peligro los objetivos del Acuerdo de París. En este escenario, el ferrocarril ofrece muchas respuestas para salir del vagón de cola que ocupa actualmente en el reparto modal.

  • Última actualización
    18 julio 2019 12:15

En comparación con la carretera, el transporte ferroviario tiene un consumo de energía específico seis veces menor, principalmente debido a su propias características físicas, lo que se traduce en costos externos también seis veces más bajos en comparación con la carretera, independientemente de la fuente de energía utilizada, según asegura la  Unión Internacional de Ferrocarriles (UIC).

En el actual contexto de aceleración del cambio climático, esta ventaja debería compensar los mayores costes directos existentes en el transporte ferroviario respecto a la carretera. La industria ferroviaria europea también está convencida de que el ambicioso objetivo del 30% del ferrocarril en el reparto modales alcanzable si se cambia sustancialmente la forma de operar este negocio, con más soluciones multimodales y cumpliendo los requisitos previos necesarios.

La concienciación sobre el papel del transporte ferroviario como impulsor clave del desarrollo sostenible y sobre su potencial para mitigar los efectos del cambio climático ha aumentado significativamente en los últimos años. Pero el cambio climático no es el único problema que enfrenta el sector ferroviario. También trabaja en otros temas clave, como el agotamiento de los recursos y en las emisiones contaminantes, con miras a identificar formas de mitigar dichos problemas.

El transporte de mercancías representa el 6% del PIB europeo, con más de 19.000 millones de toneladas de mercancías transportadas cada año. El transporte ferroviario es un elemento estructural del comercio mundial. En Rusia posee actualmente el 60% de la cuota modal total, mientras en China y EE.UU. representa el 50% y el 55%, respectivamente.

Sin embargo, en el contexto europeo la participación del tren en el reparto modal del transporte de mercancías se sitúa únicamente en el 18%, mientras que en España toca fondo con apenas el 1,9%, sólo por delante de Grecia e Irlanda. El transporte ferroviario de mercancías debe, en consecuencia, centrarse más en el cliente y ser más competitivo, continuando con el desarrollo de servicios multimodales.

Autopistas ferroviarias

Según los cálculos que tanto instituciones como la Comisión Europea, como agentes del sector privado manejan, el uso de las autopistas ferroviarias constituyen una auténtica alternativa al transporte de mercancías por carretera en Europa con un  importante ahorro energético y medioambiental.

La autopista ferroviaria optimiza la utilización de cada medio de transporte y combina las ventajas propias de la carretera, como la flexibilidad, con las del ferrocarril, que asegura un transporte más económico de volúmenes masificados. Además, es adecuada desde el punto de vista económico y ambiental gracias a sus largos recorridos y presenta numerosas ventajas para los usuarios.

Así, gracias a sus conexiones diarias y frecuentes, que incluyen fines de semana y festivos en los que los camiones están sujetos a prohibiciones de circulación por carretera, los servicios que ofrecen las autopistas ferroviarias, como los que por ejemplo opera la empresa VIIA, proporcionan a los transportistas una solución flexible y competitiva. La rapidez de las operaciones de carga y descarga, así como la posibilidad de reservar por Internet hasta una hora antes de la partida del tren, refuerzan esta flexibilidad y les otorgan una ventaja frente a la competencia.

Al utilizar la autopista ferroviaria, los transportistas reducen sus gastos en combustible y su sensibilidad a las fluctuaciones de los precios del combustible, mejorando su visibilidad sobre los costes de explotación. La duración de la vida de los vehículos se prolonga gracias, por ejemplo, al menor desgaste de los neumáticos. Por otra parte, el modelo económico de la autopista ferroviaria permite a los transportistas mejorar su productividad rentabilizando el uso de las tractoras. Así, durante el transporte de un semirremolque por tren, una misma tractora puede efectuar otras entregas de corta distancia.

Menos CO2

Asimismo, las autopistas ferroviarias ofrecen una respuesta al problema de la congestión de las carreteras y refuerzan la seguridad vial, especialmente en el transporte de mercancías peligrosas. Además, optimizan la utilización de las capacidades ferroviarias existentes y permiten, en cierta medida, limitar las inversiones en infraestructura viaria.

Al limitar los trayectos de larga distancia por carretera, el recurso a la autopista ferroviaria favorece, tanto para los transportistas como para los chóferes, el respeto de las reglamentaciones relativas sobre todo a los tiempos de descanso.

Las autopistas ferroviarias permiten a los transportistas reducir sus emisiones de CO2 en más del 80% con relación al transporte por carretera. Por ejemplo, el recorrido de un semirremolque por tren durante los 1.050 km que separan Bettembourg, en Luxemburgo, y Le Boulou, en Francia, evita la emisión de aproximadamente 1 tonelada de CO2 en comparación con la carretera.