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Invisibles

No hay duda de que nos encontramos en un momento complicado. El efecto Covid-19 nos ha cogido por sorpresa y el impacto en nuestro sector es innegable e importante. No parece nada acertado quedarse quieto y esperar a que amaine la tormenta. Vienen meses complicados donde la bajada de los tráficos portuarios seguirá siendo significativa. Nadie sabe tampoco si la recuperación tendrá forma de V o de U y cuan largo y profundo será el valle. Muchas empresas se han visto obligadas a tomar medidas drásticas y plantear cambios de estrategia y estructurales.

  • Última actualización
    25 mayo 2020 08:23

En momentos así se espera que los gobiernos locales, el estado y las instituciones supranacionales pongan en marcha un plan de ayuda para las empresas. El sector logístico portuario emplea a millares de personas y nadie duda de su posición clave para garantizar el suministro de productos de todo tipo y para posibilitar los flujos de exportación tan básicos para la recuperación económica. Hasta ahora estas ayudas han sido tímidas, muy focalizadas y poco compartidas.

Está claro que hay muchos sectores en riesgo y que hay que priorizar las ayudas. También es evidente que en situaciones de crisis profundas es buen momento para revisar los modelos y las estrategias tanto públicas como privadas. Modelos de financiación, de especialización, de sostenibilidad, de competitividad, de organización del trabajo, de digitalización, etc.

Como agente consignatario pienso que en general se cuenta poco con nosotros. Se olvida que representamos a los armadores y que estos son parte esencial de la actividad portuaria. No hay puerto sin buques. Igual que un aeropuerto no tiene razón de ser sin aviones. Con demasiada frecuencia se cree que los armadores son cautivos de los puertos pues es allí donde está el mercado, la demanda, la carga. Con el gigantismo de los buques y el desarrollo de las conexiones terrestres y marítimas (feeders) este concepto está superado. Los hinterlands han crecido y con ellos la competencia inter portuaria y la capacidad de elección de las navieras.

Como agente consignatario pienso que en general se cuenta poco con nosotros. Se olvida que representamos a los armadores y que estos son parte esencial de la actividad portuaria. No hay puerto sin buques. Igual que un aeropuerto no tiene razón de ser sin aviones

En mi anterior artículo me lamentaba de la poca consideración que se estaba teniendo con las tripulaciones de los buques (mercantes y cruceros) a la hora de permitir su estancia, desembarque y repatriación en el contexto de la pandemia. Un ejemplo de poca sensibilidad en momentos complicados y toda una contradicción con las declaraciones de apoyo a ciertas industrias como la crucerística cuando todos los puertos luchaban por atraerla.

Los armadores y sus representantes son parte del problema actual y deben formar parte de la solución. Es importante escuchar y entender tanto sus demandas como sus inquietudes. No son simples pagadores de tasas o meros coordinadores o usuarios de servicios portuarios. Algunos son grandes corporaciones con intereses en terminales y en logística, otros tienen titularidad estatal pero también hay muchos que son empresas familiares pequeñas o medianas.

A mi modesto entender, la recuperación del sector pasa por una combinación de ayudas públicas, cambios de estrategia y de modelo en el que todos los colectivos participen. Entre ellos los consignatarios. No, no queremos ser invisibles.