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Ganar la final

Afirmar que conozco como la palma de mi mano la carretera Bilbao-Santander, tanto la A-8 como la N-634, sería cometer un error. No por exceso de confianza en la conducción, sino porque conozco cada curva, que son incontables, y cada recta, bastante más escasas, mucho mejor  de lo que conozco la palma de mi mano; la cual, pensándolo bien, nunca me he preocupado realmente de conocer.

  • Última actualización
    26 mayo 2020 10:16

Pero admito que cuando emprendí viaje el pasado viernes 22 de mayo para dirigirme a Santander al acto convocado por su Autoridad Portuaria para presentar la nueva conexión de la naviera CLdN con Irlanda,  tuve la vívida sensación de iniciar un viaje nuevo, de transitar por territorios inexplorados, mientras sujetaba el volante del coche apreciando con nuevos ojos cada detalle del camino y con la excitación de quien emprende una aventura nueva, como aquella vez en la Ruta 66, desde Hoolbrook, en Arizona, hasta Santa Mónica, en Los Ángeles.

Todo me parecía nuevo y fantástico, y sin embargo apenas habían transcurrido dos meses y unos pocos días desde la última vez que había cruzado el mismo límite físico entre dos territorios cuyo tránsito estaba ahora vigilado bajo un estado de alarma que el 9 de marzo estábamos aún muy lejos de imaginar.

Aquel día, en el Puerto de Santander, pregunté a su presidente, Jaime González, por sus expectativas de cara a la reunión de presidentes de Autoridades Portuarias convocada en Santander para los días 25 y 26 de ese mismo mes por Puertos del Estado con objeto de consensuar el texto definitivo del nuevo Marco Estratégico del sistema portuario español. 

Recuerdo que González calificó la cita como “una final” para el sistema portuario. Pero el coronavirus se llevó por delante aquella final y otras muchas más. La mayoría de estas finales no se jugarán jamás; otras, especialmente una muy especial para mí, confío  en que se juegue mejor tarde que nunca; y  algunas otras tendrán una segunda oportunidad para su disputa en otras fechas, pero en el mismo escenario y con los mismos protagonistas. Aunque tal vez ahora, utilizando un símil futbolístico, el balón o las reglas sean diferentes. Tal vez podría modificarse la regla del fuera de juego para promover el espectáculo o aumentar las sustituciones para aliviar el esfuerzo de los jugadores.

Por ello, cuando el pasado viernes volví a interrogar, 74 días después, al presidente del Puerto de Santander por ese mismo asunto, su respuesta sonó tranquilizadora. La “final” del sistema portuario español, como la definió González, se jugará, en Santander y en una fechas que serán probablemente anunciadas a lo largo de esta semana, según dijo.

Muchas cosas han cambiado desde el 9 de marzo. La contribución de la logística y de los puertos, de todos sus profesionales, se ha revelado como imprescindible en estos tiempos de crisis sanitaria y de cara a la nueva y larga fase de reconstrucción económica que afrontamos. 

Como dijo González, los negocios multinacionales que más han crecido en los últimos cinco años, siempre han tenido presente la logística como factor de éxito. Ahora no será menos. Los puertos tienen la capacidad y la solidez financiera necesaria para ayudar en el objetivo de reconstrucción nacional. Por eso, ahora más que nunca hay que jugar esa final. Y ganarla.