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  • Última actualización
    23 noviembre 2020 19:44

La huelga de la estiba en Bilbao suma hoy 47 días con división de opiniones entre quienes apuestan por un acuerdo en el ámbito del diálogo social y quienes consideran agotada esta vía y creen que la solución requiere un arbitraje con un laudo de obligado cumplimiento.  Los más queremos que los sindicatos desconvoquen la huelga y nos dejen trabajar tranquilos... El caso es que los sindicatos siguen firmes en la defensa del diálogo social y las empresas, a falta de una desconvocatoria “espontánea”, siguen reclamando el arbitraje obligatorio. Entretanto, cuestiones que separan a las partes en la negociación del convenio de Bilboestiba CPE, como la eventualidad o las tareas complementarias, revelan que tres años después del Real Decreto 8/2017 que iniciaba la liberalización de la estiba en España, el proceso está inacabado y la estiba sigue siendo un foco de conflicto. Al menos en Bilbao.

Nadie dijo que el camino hacia la liberalización que exigía Europa fuera fácil, especialmente por la esperada resistencia sindical a abandonar un modelo moldeado a su medida. Pero tres años después se antoja aún más disparatado el sabotaje del que está siendo objeto el Puerto de Bilbao con una huelga que hace que los daños al tejido industrial y empresarial del hinterland excedan en una proporción inimaginablemente superior a los supuestos beneficios que el colectivo de estibadores de Bilbao (312 fijos y 103 eventuales) pudieran obtener por la huelga.

Una acción sindical de esta intensidad no respeta la necesaria proporcionalidad entre causa y efecto, ni persigue el bien general. Por ello, el debate sobre situar la resolución del conflicto en el ámbito de la negociación colectiva o abrirlo al arbitraje obligatorio, no por necesario, ya llega tarde tras 47 días de paros. Pero ya que está aquí, la Administración debe decidir, sin más demora, cuánto recorrido le queda a la negociación colectiva o si ha llegado el momento de tomar otras medidas. Aunque el diálogo social es una de las columnas que vertebran el moderno estado de derecho, éste también prevé otros mecanismos para la resolución de conflictos laborales. El arbitraje obligatorio, aunque reservado a casos “excepcionales”, es uno de ellos. Corresponde al Gobierno de España, a propuesta del Ministerio de Trabajo, calificar la “excepcionalidad” de la huelga de la estiba en Bilbao para poder activar el arbitraje obligatorio.  La Abogacía del Estado ya lo ha hecho. Por ello,  cabría esperar que el Consejo de Ministros de este martes abordara el asunto, aunque los antecedentes políticos de los responsables de tomar la decisión plantean serias dudas al respecto.

Así lo anticipó la pasada semana José Luis Ábalos y no debe sorprender tampoco que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, abogada laboralista del Partido Comunista-Esquerda Galega-Galicia en Común, sea también reacia al arbitraje obligatorio, como radical defensora del diálogo social que presume ser. De hecho, este Ministerio respondió ayer a quien esto escribe que no había recibido solicitud alguna de arbitraje forzoso y que “de todas formas, desde el Ministerio se aboga por agotar todas las posibilidades antes de recurrir a un mecanismo tan excepcional como el arbitraje forzoso”. Como ministra de Trabajo, Yolanda Díaz ha mostrado una capacidad de consenso que se ha reflejado en acuerdos como  el RD para elevar el salario mínimo a 950 euros; los ERTE o la Ley de Teletrabajo.  A veces la política da sorpresas. Tan sorprendente sería que el conflicto se solucionara en el marco de la negociación colectiva como que Díaz propusiera un arbitraje.  Aunque también podría ocurrir que los sindicatos desconvocaran la huelga apelando a ese “ejercicio de responsabilidad” al que tanto les gusta recurrir en sus comunicados. Pero visto cómo se está jugando el partido, en esta quiniela de Apuestas del Estado yo me lo juego todo al triple, al 1-X-2.